Las conservas se pueden disfrutar en cualquier momento del año, pero en verano son especialmente útiles.
Que nos dejemos llevar un poco más y que los planes sean más improvisados durante el verano, no significa que tengamos que renunciar a elaborar recetas deliciosas y saludables. Sobre todo a la hora de la cena, después del calor de todo el día. Y también después de la comida en el chiringuito o los clásicos tuppers de playa, piscina o cámping. Hay vida más allá de las tortillas de patata, la ensaladilla rusa, los filetes empanados y el gazpacho. Los menús de verano pueden ser mucho más sanos y variados y, lo mejor de todo, sin mucho esfuerzo. En este punto las conservas nos pueden servir de gran ayuda por ser super fáciles de combinar y un recurso más que saludable. Os dejamos algunas ideas.
En verano suben las temperaturas y hay muchas más horas de sol. Por eso, lo más normal es que la hora de la cena se retrase un poco; ya sea para aprovechar más tiempo en remojo en la playa o piscina, o para esperar hasta que caiga el sol y haga menos calor. El verano también es un momento del año en el que las reuniones espontáneas y los viajes son mucho más frecuentes que en los días de frío. Por eso las conservas pueden ser muy útiles para tener siempre a mano ingredientes de buenísima calidad y fáciles de combinar con casi cualquier cosa. Conservas de pescado, marisco, legumbres, verduras… Tener una buena reserva en la despensa nos asegura cenas frescas, sabrosas y facilísimas de preparar, además de garantizarnos un buen aporte de nutrientes.
Como ya os comentamos en el post sobre conservas perfectas para el verano, las ensaladas son las reinas de esta época del año. Las altas temperaturas invitan a comer alimentos frescos y con alto contenido en agua para recuperarnos del calor. Las verduras de hoja verde como la lechuga, las espinacas, la rúcula o los canónigos tienen casi incontables combinaciones y son un ejemplo de cena ligera y saludable para las noches calurosas. Se les puede añadir proteína animal de manera muy sencilla con latas de conservas como los berberechos o la ventresca de atún. Si pasamos algunas verduras por la sartén y las añadimos a la ensalada con una vinagreta original, ya tenemos una de tantas combinaciones deliciosas.
Otra conserva de marisco que nunca falla son los mejillones (, que se pueden añadir sin problema a platos de arroz y pasta en las comidas, aunque en las cenas es mejor tomarlo en ensaladas, directamente de la lata o frasco, y también en una tosta con verduritas, como la de la foto. Si los adquirimos en escabeche, podemos elaborar una deliciosa vinagreta y de esta forma aprovechar el líquido de gobierno
Las tostas de sardinas son otro clásico, y también las de bonito con pimientos, pero otras grandes aliadas del verano son los patés de pescado. Con pan de buena calidad y las verduras que nos apetezcan pueden quedar unas tostas muy apetecibles que, combinadas con una ensalada o un buen gazpacho o salmorejo, nos dejan apañada una cena estupenda.
Si no vamos a tener nevera o si preferimos proteínas vegetales, las ensaladas de legumbres son otra cena muy socorrida. Las legumbres son muy versátiles y se pueden preparar en wrap, con verduras de hoja verde, con verduras asadas… También se pueden elaborar en crema templada o hacer dips con ellas, como el hummus de garbanzos o combinar lentejas o alubias con distintos ingredientes como la remolacha, el tomate seco, las aceitunas… Y crear combinaciones nuevas y deliciosas para tomar con crudités. Verduras y hortalizas como las alcachofas, los pimientos o la menestra de verduras también pueden ser muy útiles para redondear nuestros platos sin mucho esfuerzo. Y, por supuesto, encurtidos como las aceitunas, los pepinillos, las banderillas o las gildas son otro muy buen recurso para aperitivos y comidas entre horas.
