Conservas Alvelo: Un chorizo gallego que ya puede viajar muy lejos

Descendiente de emigrantes gallegos, este empresario cubano ha decidido volver al origen con su conservera.
La lata es toda una declaración de intenciones: con orgullo hecho en Galicia.

Hay historias que marcan, y la de Miguel Ángel Alvelo Céspedes es una de ellas. Hijo de emigrantes gallegos, creció escuchando historias del país de sus padres, abuelos y bisabuelos. Y, por supuesto, recordando sus delicias gastronómicas (que de eso Galicia sabe mucho). Decidió trasladarse a España hace unos veinte años y aquí quiso rendirle homenaje a un producto muy nuestro y que a él siempre le encantó: el chorizo. Las ganas de hacerlo mucho más internacional, si cabe, de lo que ya es llevaron a Miguel Ángel a envasarlo y comercializarlo fuera de España, con muy buena acogida. Y nos extraña. Os contamos su historia y la de su amor por la tierra gallega y sus delicias.

Miguel Ángel Alvelo, creador de la conservera que lleva su apellido.

Miguel Ángel creció en Camagüey, una ciudad en el Este de Cuba, a unos 540km de La Habana. Ya su bisabuela puso los cimientos emprendedores de Conservas Alvelo: regentaba un colmado en la ciudad y vendía productos españoles. También chorizo en lata, curiosamente. Aunque no sería hasta muchos años después cuando él mismo emprendería su propio negocio. Su padre. Miguel Ángel Alvelo Castelao, fue quien le enseñó a disfrutar del chorizo y quien, además, le daría una gran idea.

Así se elaboran los chorizos de la conservera.

Miguel Ángel, el hijo, llegó a España para estudiar en 2001 gracias a una beca por ser hijo de emigrantes españoles. Ha vivido en varias ciudades hasta que acabó en Baiona (Pontevedra) donde ahora elabora sus deliciosas conservas. Cada vez que quería viajar a Cuba para visitar a su familia, le retenían el chorizo que intentaba llevar en la aduana. Al parecer, por motivos de salud, no se puede llevar nada que no esté envasado. A Miguel Ángel le daba mucha rabia, porque en Cuba el chorizo es un manjar muy apreciado, pero siempre se quedaba sin poder llevarlo.

Cocido gallego, con chorizo de Conservas Alvelo.

Su padre le explicó que el problema es el envase. Si un alimento está conservado en lata o frasco, no hay ningún problema. Hace dos años, cuando falleció, Miguel Ángel decidió llevar su idea a cabo y así rendir, también, homenaje a todos los antepasados gallegos que pusieron rumbo a cuba a mitad del siglo XX. Pero quería, sobre todo, que sus conservas pudiesen llegar muy lejos. Hasta Cuba, o hasta donde las lleve el viaje.

Sugerencia de presentación del chorizo Alvelo en frío.

Otra cosa que tenía muy clara es que quería que su producto fuese lo más fiel al chorizo de siempre, al elaborado en las casas gallegas solo a través de procedimientos naturales, probablemente parecido al que vendiera su abuela en su colmado de Camagüey en los años 50. El que vendía su abuela, eso sí, estaba conservado en manteca. Miguel Ángel decidió que el chorizo sería ahumado con humo de leña en el secadero para darle ese sabor tan especial. Y, en vez de manteca, se conservaría en aceite. Sus latas, con un tamaño de 500g o 1kg, también tienen una fecha de caducidad alta para que duren mucho tiempo y cualquiera pueda llevarlas de viaje y compartirlas.

El chorizo ahumado, esta vez en caliente. Una delicia.

Otro guiño a sus orígenes es la maleta de madera con la que quiere lanzar una edición de lujo. Con ella quiere dos cosas: que se pueda reutilizar y que quien la use recuerde a los emigrantes como sus antepasados. ¿Lo bueno de este delicioso chorizo? Que se puede disfrutar de muchas maneras. Si lo dejamos secar y retiramos el aceite, podemos tomarlo en frío durante un aperitivo. También es posible incorporarlo a platos tan tradicionales como el cocido gallego, a nuestros guisos o a cualquier elaboración a la que queramos darle un toque distinto. O podemos calentarlo y disfrutarlo solo con un poco de pan. Un producto versátil, delicioso y que ahora podemos llevar con nosotros fuera de España sin ningún problema.

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