Como los salatori italianos que llegaba a España en el siglo XIX, pero en los años 60
Os hemos contado más de una vez cómo los salatori italianos introdujeron en las costas del Cantábrico la técnica de la salazón, antes inexistente, y cómo pusieron en valor las anchoas de la región. Esto pasó sobre todo a finales del siglo XIX. Pero hoy os contamos la historia de un italiano “rezagado”, que llegaría muchos años más tarde a las costas del norte de España, también para dedicarse al mundo de las conservas. Os damos la bienvenida a Conservas Cusumano.
¿Habéis estado alguna vez en Bermeo? Es un pueblo pesquero, de esos que tanto nos gustan, situado en el País Vasco, más o menos a unos 34km al noroeste de la ciudad de Bilbao. Casi todas las localidades portuarias de esa zona, y también de Cantabria, Asturias y Galicia, tienen una larguísima tradición pesquera y conservera, con algunos proyectos familiares que se remontan a más de 100 años. Este también es el caso de Bermeo. Salvador Cusumano llegó a las costas vascas en los años 60 con el objetivo de conservar los tesoros que ofrece el mar. Decidió no perder esos orígenes italianos de los que venía y combinarlos con el futuro que tenía por delante en su nuevo país de adopción: España.
Así, creó un proyecto familiar conservero al que le puso su apellido: Conservas Cusumano. Continuaba así con la tradición de sus paisanos que llegaban cada primavera a las costas vascas como temporeros y acabaron quedándose para siempre. Este emprendedor italiano quiso transmitir a las generaciones venideras el valor del trabajo bien hecho, la artesanía de la pesca y de las conservas, así como la paciencia y el tiempo que son necesarios para elaborarlas. Por eso la pesca sostenible siempre ha sido un pilar inmutable en los valores de Conservas Cusumano.
Ha habido algunas cosas que han cambiado a lo largo del tiempo para adaptarse a la clientela de cada momento y ofrecer siempre conservas de gran calidad que gusten a todos los paladares. También han cambiado sus instalaciones, mucho más grandes para albergar a toda su plantilla, y ahora ubicadas en Mundaka, en plena Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Pero los valores con los que se inició el proyecto siguen intactos.
Lo que empezó siendo un proyecto familiar dedicado en cuerpo y alma a la pesca y elaboración del bonito del norte y después del atún rojo de gran calidad, acabó siendo una gama de muchas y muy diversas conservas deliciosas. Latas como las deliciosas anchoas, los berberechos, las almejas, los mejillones, las navajas o las zamburiñas, entre otras conservas, completan una gama de productos para todos los gustos.
Ese respeto por el mar que siempre caracterizó el trabajo de Salvador Cusumano hoy lo recogen en forma de testigo sus descendientes con un compromiso: el de velar siempre por la pesca sostenible y por la calidad de todas y cada una de las latas. Esa paciencia y saber hacer que mostrara el primero de los Cusumano hoy se sigue traduciendo en conservas de buena calidad que nos recuerdan la tradición de esos otros italianos que también llegaron al País Vasco antes que él. ¿Conocíais esta historia entre Sicilia y el norte de España?
