Grecia es un país de contrastes y con una gastronomía tan variada como sus influencias. Está bañado por el Mar Mediterráneo y cuenta con una gran península y muchas islas de distinto tamaño. Esta orografía y sus fronteras con otros países han hecho, por ejemplo, que la cocina del Norte de Grecia, que limita con los Balcanes, sea distinta a la zona sur, más influida por el Mediterráneo. La cercanía con Oriente Próximo también convirtió algunos ingredientes y especias en básicos de la cocina griega. Todas estas condiciones hacen de la gastronomía helena un patrimonio muy rico, que también se refleja en sus conservas.
Sus vinos, aceites de oliva o sus aceitunas son algunas de las delicias más famosas de Grecia, y no nos olvidamos de ellas. Pero aquí os abrimos una pequeña ventana a la gastronomía conservera de Grecia con algunas otras elaboraciones que merecen mucho la pena.
Quesos
El más famoso es el Feta, un queso normalmente de oveja o cabra con un punto ligeramente ácido que queda estupendamente en muchas ensaladas, pero desde luego que no es el único. El Haloumi, mezcla de cabra y vaca, es más suave que el queso Feta y es un acierto cocinarlo al horno o en la parrilla porque no se funde. Otro poco conocido pero delicioso es el Kefalograviera, un queso elaborado con leche de oveja que se usa para preparar un plato típicamente griego: el saganaki o queso frito.
Lukanikos: salchichas griegas.
Muchas gastronomías europeas, incluyendo la española, la alemana o la francesa y también la italiana tienen embutidos y salchichas entre sus delicias más tradicionales. Los lukanikos se elaboran normalmente con carne de cerdo y tienen de particular las especias que se usan en su preparación, y que les dan un sabor muy interesante: semillas de hinojo y cáscara de naranja, verduras como el puerro, ahumadas… Se usan como parte de otros platos, aunque también pueden servirse solas.
Dolma: hojas de parra rellenas.
Este plato típico de la gastronomía griega tiene raíces en la zona Balcánica y en los países que pertenecieron al Imperio Otomano. En su elaboración se usan hojas de parra que se rellenan de dos formas: de carne o vegetarianas (con arroz, legumbres o frutos secos). Si son con carne, se sirven calientes y se acompañan de tahini, y si son vegetarianos se sirven fríos con tzatziki. En varios países del Este de Europa como Rumanía o Polonia se prepara parecido, pero con hojas de col blanca en lugar de parra. Su preparación es laboriosa, y por eso algunas marcas lo vende en conserva listo para tomar.
Halva: dulce de pasta de sésamo.
En muchas gastronomías como la francesa, la española y algunas con influencia mediterránea compartimos postres, golosinas y dulces basados en frutos secos. La halva es un poco diferente del turrón español o el nougat francés, sobre todo porque los ingredientes y la textura pueden variar de un país a otro. Puede ser más duro y tirando a empolvada o algo más grasa. En Grecia la versión más extendida es como la de la foto: semillas de sésamo, tahini (pasta de sésamo triturado), un emulsionante (que puede ser hierba jabonera, clara de huevo o raíz de malvavisco) y como edulcorante se usa azúcar o miel.
Miel.
La miel ha sido siempre muy importante en Grecia. Para empezar, porque la miel y la cera de abeja fueron los primeros conservantes naturales que usaron para preservar por más tiempo algunos alimentos. La miel se usaba para conservar frutas y la cera para impermeabilizar recipientes y que los alimentos conservados en sal o aceite durasen más tiempo listos para consumir. Hay muchos postres y comidas que la incorporan como edulcorante. También tienen muchas variedades: de árboles (pino, roble), de plantas aromáticas (tomillo, romero) y otras (brezo). Creta es la región más famosa en su fabricación.
