Las conservas no solo son un recurso estupendo en nuestra despensa, sino que también nos ayudan a cuidar el medio ambiente.
La preocupación por el cuidado del medio ambiente es algo que está en la agenda de cada vez más empresas y también de la ciudadanía. Sabemos que nuestro impacto es grande, pero también sabemos que hay maneras de vivir y de comprar que nos ayudan a reducir la huella de carbono y a ser un poco más sostenibles. Aquí nos pueden ayudar mucho las conservas, y por eso os vamos a dar varias claves por las que comprar conservas es una muy buena opción para implementar hábitos eco en nuestra vida. Seguro que alguno no lo conocíais.
Una de las ventajas de consumir conservas a menudo, como ya os contábamos aquí, es que podemos comer alimentos de temporada todo el año. Y aquí no hablamos ya solo de frutas y verduras, es que muchas carnes y todos los pescados también son de temporada. La caza y la pesca son recomendables cuando cada especie está en su momento óptimo, y de esta manera la especie se recupera bien y la actividad resulta sostenible. Por eso, aunque la temporada de la anchoa sea de mayo a octubre y la de la alcachofa entre septiembre y mayo, podemos consumir los dos productos todo el año con todas sus propiedades.
Un gran porcentaje de las conservas va envasado en frascos de vidrio o en envases de aluminio. Esto nos ayuda a adoptar hábitos de vida más sostenibles por dos razones. La primera, porque nos permite evitar los plásticos de un solo uso, tan comunes en la cesta de la compra, en algunos productos. La segunda, porque muchos de esos envases se pueden reciclar o reutilizar. Ojo, que no es lo mismo. Cuando tiramos la basura, algunos de los envases que desechamos se pueden reciclar. Por desgracia, no todos. Lo bueno es que el aluminio de las latas y el vidrio son perfectamente reciclables y, una vez que se recogen en los contenedores, se pueden fundir y volver a usar para hacer nuevos envases. De esta manera se reducen mucho los residuos. Acordáos de separarlos del resto de la basura para que su reciclaje sea más fácil.
Otra manera de reducir mucho nuestros residuos es reutilizar los envases en casa una vez que han cumplido su función. Os damos algunas ideas para darles una segunda (o tercera, o cuarta…) vida a vuestros envases. Las posibilidades son casi infinitas dependiendo de lo que os guste y de lo manitas que seáis, pero hay algunas al alcance de cualquiera. Como habéis visto en las fotos, es posible reutilizar las latas y los frascos como macetas para las plantas pequeñas, pero también como decoración para vuestras velas. Si preferís, se pueden rodear con cuerda o pintarlos para darles un toque de color. Los envases más altos y con peso se pueden usar para guardar utensilios de cocina en recipientes de lo más original. Si compráis especias y otros productos (como legumbres, cereales o harinas) en tiendas a granel, los frascos son los mejores amigos de quienes aman la filosofía residuo cero. Una vez lavados, son buenos aliados para almacenar productos en seco en la despensa.
También es una buena idea usarlos como vasos reutilizados para disfrutar de vuestra bebida preferida. Por supuesto, los frascos se pueden utilizar como tuppers para llevar comida fuera de casa y también para congelar, si se deja un espacio de unos tres centímetros para que los líquidos tengan espacio para dilatarse. La opción que parece más obvia, hacer nuestras propias conservas en los frascos de conservas, solo se puede tener en cuenta dependiendo de cómo abramos el frasco para romper el vacío. Si utilizamos un objeto para dar de sí la tapa, el cierre ya no será hermético y no podremos hacer conservas al vacío. Es mejor abrirlos siempre dando algunos golpes a la base del frasco y abriéndolo después solo con las manos para no dar de sí el cierre. Estas son solo algunas, pero, como os decimos, las posibilidades son casi ilimitadas. ¡Imaginación al poder!
