Ékolo Bio, conservas ecológicas desde el corazón de Navarra

Nos encantan las conservas vegetales ecológicas de Ékolo Bio.

Directamente desde el campo hasta la fábrica para obtener conservas frescas y naturales

De la huerta navarra al tarro, y de ahí a nuestra casa. Así son las conservas de Ékolo.

Ya sabéis que aquí somos defensores de la mejor materia prima y los métodos artesanales para conseguir conservas deliciosas y con la esencia de los productos de siempre. Por eso nos encanta este proyecto navarro que pone el acento en las frutas, verduras y legumbres de temporada, de proximidad y ecológicas. Y también la manera que tienen de elaborar sus conservas para que nos lleguen como si las hubiéramos hecho en casa. Seguid leyendo y os contamos más.

Estas son algunas de las mujeres detrás de Ékolo.

Navarra es una comunidad famosa por su huerta y también por sus conservas. Pero desde hace algunos años también es un enclave cada vez más relevante del movimiento slow food, comida lenta. Vamos, la gastronomía de toda la vida, hecha con mimo, paciencia y tiempo. Pero también elaborada en temporada con los productos que pillan más a mano y se cultivan más cerca del lugar donde se prepara el producto final, en este caso las conservas.

Menuda pinta riquísima tienen estas alcachofas con espárragos y taquitos de jamón…

Ékolo quiso sumarse a este movimiento que lleva implementando proyectos desde hace más de cinco años en la región, aunque su filosofía estaba clara desde el primer momento. El proyecto lleva más de 15 años en activo y ha ido obteniendo diferentes sellos de calidad que avalan sus conservas ecológicas, veganas y deliciosas. ¿Su valor más importante? La frescura de todos y cada uno de sus frascos.

¿Qué recetas riquísimas se os ocurren para preparar con este puré de plátano y fresa de Ékolo?

La planta de fabricación de Ékolo Bio está situada más o menos en el medio del camino desde Logroño hasta Pamplona, en plena huerta norteña. Por eso su máxima, y una de sus características más interesantes, es la ausencia total de cámaras frigoríficas en sus instalaciones. Básicamente, eligen proveedores que recogen la fruta en el día y la llevan inmediatamente a la conservera. Justo al llegar ahí, se exprimen o se tratan (según el caso), se las somete a un proceso de pasteurización con una temperatura menor que la que se le aplica a la leche y van directas cada una a su envase de vidrio.

Las mermeladas nos encantan, pero si encima tienen un 70% de fruta como las de Ékolo, mejor.

De ahí que no necesiten cámaras frigoríficas para nada. Todos los productos llegan frescos y sufren una mínima intervención para conservarlas. Sin aditivos. En el caso de los zumos y purés de frutas, se exprimen o trituran directamente y no se les añade agua: toda la materia prima se aprovecha en casa. Todos los productos que Ékolo usa para sus conservas son de cercanía y ecológicas, por eso pueden sostener un modelo de negocio en el que no hace falta refrigerar ninguna fruta, verdura o legumbre. 

Es pensar en esta limonada de Ékolo en la playa y nos entra un fresquito estupendo.

Otra cosa que nos parece muy importante y que contribuye en gran medida al cuidado del medio ambiente es la elección de los envases de sus conservas. El 99% de ellos están elaborados a partir de materiales que son reciclables, tanto el vidrio como el cartón y las tapas. Y en cuanto a la gestión de residuos orgánicos, nos encanta que no se tire, sino que se reaprovechen para alimentar a los animales que viven por la zona. Es genial encontrar cada vez más marcas de conservas que apuestan por la alta calidad del producto final, y que en el proceso tienen en cuenta los beneficios para nuestra salud y la del medio ambiente.

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