Una fuente vegetal muy interesante de proteína completa y calcio con la ventaja de su versatilidad.
Pese a su fama de alimento insípido y poco agradable, el tofu es un producto saludable y rico en proteínas y minerales que puede ser de todo menos poco sabroso. Esta fama es comprensible si el tofu se toma como alimento aislado sin ningún aderezo: sería el equivalente a tomar un poco de queso de burgos solo. Pero para quienes saben marinarlo y acompañarlo de las mejores salsas e ingredientes, el tofu es una semiconserva estupenda para incluir en casi cualquier dieta. Sus diferentes texturas y su sabor neutro lo convierten en una fuente inagotable de ideas para cocinar en casa. Desde noodles hasta guisos de cucharas o postres deliciosos, os contamos todos sus beneficios y algunas ideas para disfrutarlo.
La cocina asiática y el tofu son prácticamente inseparables. A pesar de ello, en España es difícil encontrar restaurantes mainstream que lo contengan en su menú, debido precisamente a esa inmerecida mala fama que arrastra desde hace tanto. Pero si vamos a restaurantes tradicionales chinos, japoneses, coreanos o vietnamitas, encontraremos varias delicias culinarias en las que el tofu es el protagonista o un simple acompañante del plato principal. Se dice que nació en China unos 100 años antes de Cristo y se expandió rápido en Japón y Corea más o menos en el siglo VIII d.C.
La soja, sin embargo, lleva usándose en la cocina china desde hace más de 5.000 años por sus múltiples usos. La soja es una legumbre de rápida germinación y que sobrevive muy bien a la falta de agua, y por eso su cultivo está tan extendido. Además de por ser una fuente vegetal alta en proteínas con un valor nutricional muy interesante. La soja da como resultado alimentos fermentados como el natto o el tempeh y no fermentados como la leche de soja y el tofu. El tofu puede asemejarse un poco al queso en su preparación, ya que es leche de soja coagulada normalmente con sulfato de calcio.
El resultado es un bloque blanco que, según su contenido de agua, puede ser desde sedoso hasta extra firme. El sedoso tiene la textura suave de un flan y se deshace con facilidad, por lo que es perfecto para elaborar postres o revueltos; el sedoso firme es algo más sólido que el anterior y puede ser de gran ayuda para elaborar salsas, cremas y untables; el firme es el más fácil de encontrar, con una textura porosa perfecta para guisos; el extra firme es el más sólido de todos y tiene una textura granulosa muy agradable para elaborar hamburguesas, por ejemplo.
El tofu se usa mucho en dietas vegetarianas y veganas como sustitutivo de la carne debido a su alto valor en proteína completa, calcio (unos 300mg por cada 100g) y hierro. Aunque en la cocina asiática se usa como única proteína del plato o en combinación con carnes y pescados. Es un alimento válido para cualquier dieta, salvo en caso de alergia a las legumbres y es, de hecho, muy recomendable debido a la alta digestibilidad de su proteína, su alto contenido en fibra y su baja cantidad de calorías.
Normalmente el tofu que se puede encontrar en supermercados suele estar crudo y es recomendable cocinarlo antes de consumirlo, aunque es posible tomarlo directamente. Al provenir de una legumbre, es mejor cocinarlo antes de consumirlo para que la digestión sea más fácil. La manera más sencilla de comer tofu es simplemente pasándolo por la sartén y añadiendo un poco de sal o salsa de soja. Pero se pueden hacer guisos de cuchara con verduras y salsas; rebozarlo; adobarlo; añadirlo a arroces o noodles; elaborar curry o korma vegetarianos; prepararlo en forma de revuelto con verduras y setas; y también hacer postres con él como la panna cotta vegana, el cheesecake de tofu o la mousse de chocolate a base de tofu.
