Beneficioso para el sistema digestivo, el cerebro y los riñones. Además de combinar con muchísimas recetas.
En España son muy famosos, sobre todo en el norte, pero los espárragos se disfrutan en todo el mundo. No importa si son verdes o blancos, su sabor delicioso, su versatilidad y sus beneficios han hecho de ellos un alimento muy conocido y utilizado para diferentes recetas. Hay países en los que esperan con muchísimas ganas la llegada de la primavera para ver salir de la tierra los primeros espárragos de la temporada y existen verdaderos rituales para comerlos. No nos extraña. En The best preserves somos muy fans de los espárragos en conserva y su versatilidad en la cocina. Os contamos más sobre ellos.
Aunque hay mucha gente que cree que los espárragos blancos y verdes son de especies diferentes, todos provienen de la misma especie: Asparagus officinalis. Es una planta con raíces de hasta unos 2’5cm y con tallos aéreos que salen a partir del mes de junio. Si se la deja crecer, puede alcanzar el metro o metro y medio de altura, pero los tallos comestibles miden menos porque cuanto más largo es, más fibrosa es su textura haciéndolo difícil de comer.
Se dice que son originarios de la zona mediterránea, en Oriente Próximo, y se empezaron a hacer conocidos en muchos países vecinos. El espárrago lleva usándose tanto tiempo en la gastronomía de muchos países, que incluso aparece en el libro de cocina de Apicio, De re coquinaria, el más antiguo del mundo. La planta puede cultivarse sin problema entre ocho y diez años, de ahí que esté tan extendida en la gastronomía de tantas regiones. Se llegó a creer que tenía usos medicinales.
Y, tanto como usos medicinales no tienen, pero sí muchos beneficios. Los dos más conocidos son la ayuda extra que le prestan al sistema digestivo para regular el tránsito intestinal y sus propiedades diuréticas beneficiosas para nuestros riñones. Pero además tienen un alto contenido en agua y son una de las hortalizas con mayor contenido en proteínas. Tiene también Vitamina A, algunas vitaminas del grupo B y vitaminas C y E, además de folatos y minerales como el potasio, el hierro, el fósforo, el yodo, el calcio o el magnesio.
Como hemos comentado antes, el espárrago verde y el blanco son la misma especie. ¿Sabéis la diferencia? Si al espárrago se le deja crecer con normalidad, su tallo se expone al sol, hace la fotosíntesis y desarrolla clorofila, de ahí su color verde. En cambio, los espárragos blancos maduran bajo tierra. Se los va enterrando cuando el tallo empieza a sobresalir un poco en la tierra para que mantengan su color blanco y aumenten su grosor. Con los dos tipos se pueden hacer conservas y es fácil encontrar los dos tipos. En cuanto a los blancos, hay cuatro tipos dependiendo de su grosor: delgados (menos de 9mm), medios (9 a 11mm), gruesos (11 a 14 mm) y extra gruesos (de 14 a 19mm).
Los espárragos blancos quedan estupendamente en recetas como cremas y también en ensaladas. Los verdes combinan muy bien en recetas de pasta y también en algunos guisos con otras verduras. Los dos tipos quedan deliciosos a la brasa o acompañando carnes y pescados. Su sabor delicado y su textura fina los hacen perfectos como guarnición. En Alemania adoran los espárragos blancos y los usan como plato principal. Son otros alimentos como la salsa holandesa, las patatas hervidas y los taquitos de jamón los que acompañan a este manjar. En China se toman en sopa con pollo y especias. En Irán los disfrutan en guisos con cordero o en arroz al azafrán.
