Desde las pequeñas conserveras de Stavanger nos llegan estas delicias del Mar del Norte y del Mar de Noruega
¿Qué os parecería si el rey de vuestro país probara vuestra especialidad gastronómica y se quedase tan alucinado que os diese su nombre para vuestro negocio? Eso es lo que le pasó a una pequeña conservera noruega hace dos siglos por el sabor delicioso de sus sardinas en lata haciéndolas las más famosas. Hoy queremos acercaros a las frías costas de Noruega atrás en el tiempo hacia la época en la que empezaron a surgir los primeros negocios conserveros. Seguid leyendo, que os contamos más.
Al igual que en España, en otros países de Europa empezó a surgir con fuerza el negocio conservero a finales del siglo XIX, en las últimas décadas de 1800. Los productos eran parecidos, sobre todo sardinas, pero los métodos para conservarlas eran diferentes. Mientras que en España lo más extendido era la salazón, que nos trajeron los salatori italianos desde Sicilia, en Noruega el método más utilizado era el ahumado. De entre todos los municipios costeros de Noruega, Stavanger empezó a destacar.
La ciudad de Stavanger está al suroeste del país, a más de 500km al oeste de Oslo, la capital de Noruega. Este país europeo está rodeado de agua desde el sureste, por todo el lateral oeste y hasta el norte. Como imaginaréis, la actividad marítima y pesquera siempre fue muy importante en el país, que se abre totalmente al Mar de Noruega y al Mar del Norte, llenos de tesoros bajo sus aguas. Con un país con tanta cultura marítima, el pescado siempre fue muy relevante, y después lo sería su industria conservera.
En 1870 surgieron varias pequeñas iniciativas conserveras en la zona. Estas fábricas fueron de las primeras en Noruega en elaborar sardinas brisling ahumadas en aceite, que hoy es una especialidad del país. También fueron pioneras en empezar a exportar sus delicias fuera de sus fronteras. La empresa Christian Bjelland Company nace en el año 1873,impulsada por cuatro hombres que empezarían a vender los excedentes de su fábrica más allá de Noruega a partir de 1880. A pesar de los lotes pequeños de la conservera, la ciudad de Stavanger empezaba a hacerse conocida.
En 1902, el Rey Oscar de II de Suecia y Noruega prueba las sardinas de Bjelland y le impresionan mucho, tanto que da permiso a la compañía para que use su nombre a partir de 1903. Así es como King Oscar se convierte en marca. A partir de entonces, su periplo por el mundo empezaba. Estados Unidos, Japón, Canadá y otros países europeos reciben las deliciosas sardinas ahumadas de King Oscar con los brazos abiertos.
En 2022 celebraron sus 20 años de existencia como marca con muchísimos hitos conseguidos en toda su trayectoria. No nos extraña. Las sardinas brisling son su marca de la casa y las ofrecen en aceite, con limón, con alcaparras, al estilo mediterráneo o con jalapeños, entre otras recetas. Pero en su gama también cuentan con filetes de caballa con distintos aderezos, anchoas, arenques y atún. Delicias para reinas y reyes de las latas. ¿Habéis probado las sardinas brisling noruegas?
