Las conservas de caza y sus sabores de campo

Las conservas de caza nos recuerdan a elaboraciones y los sabores tradicionales de siempre

Pinchos de carne de ciervo servidos en el Mercado de San Miguel.

La caza fue durante mucho tiempo uno de los únicos modos de consumir carne de los que disponía el ser humano. Antes de hacerse sedentario y criar a sus propios animales, cazar y recolectar era la manera de alimentarse. Más tarde, y ya con la ganadería muy presente, la caza siguió siendo una forma de conseguir carne, pero más destinada a ocasiones especiales o para los paladares más ricos y exigentes. Son productos muy ligados a la gente del campo, que conoce bien la fauna del lugar y, por supuesto, las mejores técnicas artesanales para preservar todos sus sabores y propiedades. Os mostramos algunas delicias de las conservas de caza.

Paté de perdiz roja de la conservera española La Cuna.

Lo bueno de contar siempre con conservas de caza en casa es la posibilidad de preparar un aperitivo o comida un poco más especial. Los sabores intensos de los productos elaborados con carne de caza y sus elaboraciones tradicionales hacen de ellas productos gourmet que conviene tener siempre en la despensa. Entre las elaboraciones más clásicas encontramos cuatro: los patés y terrinas, los embutidos, los escabeches y la carne en orza.

Patés y terrinas.

Es una forma deliciosa de disfrutar de la carne de caza. Los patés y terrinas se suelen aromatizar con especias y a veces con bebidas alcohólicas que les dan un sabor muy especial. Su textura suave hace de ellos unos aliados perfectos para acompañar algunos platos y, por supuesto, para aperitivos. Tostas, verduras, mermeladas… Podemos combinar cada paté con otras conservas o alimentos y crear combinaciones muy interesantes. Los patés y terrinas se suelen elaborar con carne de perdiz, liebre, corzo o ciervo, que tienen un sabor suave perfecto para este tipo de elaboración.

Cecina de jabalí de la conservera española Precazasa.

Embutidos de caza.

Los embutidos de caza son muy típicos, por ejemplo, de la gastronomía francesa, pero en España también tenemos una larga tradición chacinera con carne de caza. Los embutidos se realizan con carnes de ciervo, jabalí o gamo, entre otras. Su sabor suele ser concentrado e intenso y en algunos casos sus carnes son más magras que las del cerdo. Por eso a veces las conserveras añaden un pequeño porcentaje de carne de cerdo para añadirle jugosidad al producto final. Aunque no ocurre en los casos en los que se prefiere remarcar la personalidad y el sabor de estas carnes, como es el caso de la cecina de jabalí de la foto. Como todos los embutidos, su versatilidad a la hora de disfrutarlos y cocinar con ellos es amplísima.

Las codornices en escabeche de La abuela Cándida son un manjar.

Carne de caza en escabeche.

El escabeche conserva las carnes y además les da un sabor delicioso. Se suelen elaborar con aceite de oliva, vinagre de vino, agua, algunas especias y ajo. Se puede escabechar casi cualquier carne de caza, aunque las más típicas son la perdiz y el faisán. También podemos encontrar jabalí o ciervo. La carne de perdiz y faisán, por su sabor suave y su textura jugosa combinan estupendamente con el escabeche, eso sí. Lo bueno de tener esta conserva en casa es que se puede usar tanto caliente en invierno como templada en verano.

Carne en orza de la conservera española Artemonte.

Conservas de caza en orza.

Otra forma tradicional de elaborar conservas en nuestro país es hacerlo en orza. Hay muchos tipos de conservas y maneras de preservar sus cualidades o darles un sabor especial. En algunas regiones de España es muy típico conservar la carne e incluso a veces el pescado en manteca de cerdo o en aceite de oliva. No nos olvidemos de que, cuando se empezaron a elaborar conservas a través de la pasteurización, lo primero que se usó fue la mantequilla antes del aceite de oliva. La carne de caza es un producto muy especial y conservarla en orza es una buena manera de que su textura y su sabor se mantengan casi intactos.

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