Pointe de Penmarc’h y su tradición marinera y conservera

Deliciosas latas de Pointe de Penmarc’h listas para darle sabor a nuestras recetas.

El saber hacer de los conservera Británica en Pointe de Penmarc’h desde 1920

¿Rillettes de alcachofa de Brataña de Pointe de Penmarc’h y unos crackers para el aperitivo?

Bretaña es un poco como la Galicia de Francia en muchos sentidos. Completamente abierta al Océano Atlántico, sus costumbres culturales y gastronómicas son muy particulares y están claramente influenciadas por su proximidad al mar. Hoy os hablamos de una conservera que lleva más de 100 años enlatando delicias de pescado y marisco en sus costas. Seguid leyendo, que os contamos más sobre Pointe de Penmarc’h.

Una tradición pesquera que sigue vigente en conservera como Pointe de Penmarc’h.

Vivir en puerto marítimo mítico, desde luego marca el día a día de una población. Pero es que el de la conservera Pointe de Penmarc’h tiene detrás mucha historia. Ya os hemos contado alguna vez en el post sobre las conservas canadienses y en el del bacalao desalado algunas curiosidades sobre el bacalao. Pues bien, la zona de Pointe de Penmarc’h, justo en la punta de una pequeña península en la que acaba el Golfo de Vizcaya, al noroeste de Francia, también tuvo mucho que ver.

Una latita de Pointe de Penmarc’h para agradecer cualquier detalle es un regalo perfecto.

Muchas historias comienzan cuando los recursos de un lugar se agotan y hay que echarle imaginación…o aventura. Ya os hemos contado que los pescadores vascos y portugueses, pero también los franceses, la ver que los caladeros de bacalao se agotaban, decidieron partir atravesando el Atlántico a probar suerte al otro lado del charco, en las frías y oscuras aguas de la zona de Terranova, al noreste de Canadá. Allí los bacalaos se contaban por millares debido a las condiciones óptimas del agua y las corrientes. 

Las algas de Pointe de Penmarc’h nos pueden dar mucho juego en la cocina.

Los marineros y pescadores del pequeño pueblo pesquero de Guilvinec no iban a ser menos. Al ver mermadas sus resevas de bacalao y agotar sus caladeros, marcharon rumbo a Terranova y volvieron cargados de pescado para sus conservas. Del pescado que se capturaba cerca de la costa, se dice que antiguamente se enlataba directamente en la lonja, con las piezas recién salidas de los barcos que llegaban de faenar. La tradición pesquera y conservera ha sido siempre una constante en esta región.

Las sardinas millésimés nos encantan pero, con estos diseños de Pointe de Penmarc’h, más.

Con todo este bagaje de experiencia en los mares y en las conservas, la conservera bretona Pointe de Penmarc’h comienza su andadura seleccionando siempre las mejores sardinas y los mejores ingredientes para sus latas. En el año 1920 empieza oficialmente su actividad en la localidad de Guilvinec con el objetivo claro de elaborar conservas en las que los ingredientes frescos mejoren en las latas. Con una flota de más de 100 barcos pesqueros, y con la mejora de las técnicas y de las embarcaciones, las capturas empiezan a ser más variadas y los barcos a llegar a casa cargados de caballas, atunes blancos y más sardinas. 

Una crêpe salada con sardinas y chalotas de Pointe Penmarc’h y una ensalada para una cena de diez.

En 2003, las instalaciones se trasladan a Douarnenez, otra localidad pesquera en la que la maña y saber hacer de las mujeres en el mundo de las conservas spn bien conocidos. Hoy, ellas son las protagonistas y el mayor porcentaje de la fuerza de trabajo de esta y de casi todas las conserveras. Son tan conocidas, que de hecho hoy se les llama Penn Sardin (cabeza de sardina en bretón) en honor a su trabajo duro y su sabiduría. Esta tradición sigue muy presente co productos tradicionales como las sardinas con chalotas o en aceite, pero también en otros como las rillettes de pescado y alcachofas, las algas y las recetas marineras de la zona. ¿Conocíais esta zona tan mítica de Francia?

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